Y yo que pensaba que Juan Dávila hacía tiempo que había muerto

Ahora está ante mí en carne y hueso

Estoy a punto de dirigirme al hospital cuando llaman a la puerta principal. Abro la puerta y no puedo creer lo que ven mis ojos: Delante de mí está Juan Dávila, nuestro fiel taxista del pasado lejano. Por aquel entonces -2003-2005- aún tenía unos cincuenta años. A menudo llevaba a nuestra familia de Cusco a Curahuasi. Han pasado 20 años desde entonces. Nuestros tres hijos de entonces hace tiempo que han crecido.

Un reencuentro después de 20 años. Sor Juan Dávila tiene ahora 80 años.

Su mujer no tuvo suerte con la lotería aquella mañana. Así que pidió a un taxista que le llevara directamente a nuestra casa. Pero su esperanza de que milagrosamente le consiguiera un billete no se hizo realidad. En enero, las colas de pacientes son aún más largas de lo habitual. Y, por desgracia, nuestro equipo sólo puede atender a entre 150 y 200 personas al día.

 

Y la banda toca delante.

El grupo de música toca dos canciones en la abarrotada iglesia del hospital. Las canciones parecen ser bien recibidas, ya que muchos oyentes sacan sus teléfonos móviles y graban. El ambiente hace que la gente se olvide de sus preocupaciones durante 30 minutos. El contenido del devocional matutino trata de la realidad de Dios y de un amor que no es de este mundo. Los pacientes también comprenden que nuestros servicios religiosos no son una pérdida de tiempo. En todo Perú Diospi Suyana es conocido como el hospital de la fe. La medicina es una cuestión de confianza. Y es sobre todo el aspecto de la fe lo que atrae a Curahuasi a personas de todas partes del país. Diospi Suyana no es una cuestión de dinero. Las 150 personas de la sala de la iglesia lo han comprendido. Precisamente por eso han aceptado el largo viaje. Y ésa es también la razón por la que Juan Dávila y su esposa no consiguieron un billete enseguida.

«Sr. Davida -le digo-, aquí en el pueblo hay pensiones baratas. Espera y verás. Quizá mañana salga bien».

Sonja Müller cuida de los niños en una habitación lateral.
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