Desde lo más alto

La fe vivida en las tierras bajas de la vida cotidiana

Vuelo de regreso Lima a Cusco. Mi esposa Martina esta sentada junto a la ventana y grita: “¡Mira, ahí está Curahuasi! ¡Ahí está el Hospital misionero!”. A unos 10.000 m sobre el nivel del mar, tenemos una fantástica vista de las montañas. Se puede ver incluso el techo de la tienda sobre el anfiteatro de forma triangular.

Unas horas antes, 50 adultos y niños celebraban en la montaña, a unos 3000 metros, el  servicio de Pascua. Un panorama majestuoso. Una ocasión solemne con el corazón agradecido. “¡Él Resucitó!” Cantan los participantes. “¡Ha resucitado!” En medio de los Andes estas palabras adquieren especial importancia.

El lunes de Pascua el hospital está funcionando normalmente. La sala de espera es, como siempre, llena hasta el último asiento. El culto a Dios se celebra con normalidad y en este espacio, la multitud se mezcla con el personal del Hospital para agradecer juntos a su Señor.

Nosotros damos gracias a los voluntarios de muchos países que vienen a trabajar a nuestra institución Diospi Suyana. El hospital de la misión, la Escuela Diospi-Suyana y el centro de medios de comunicación son las áreas de actividad de estas personas con esperanza.

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que crea en él, tenga vida eterna!”

 

La cruz al lado de Altar
Un servicio de Pascua en la cuesta
Ayuda activa para las personas necesitadas. Los indios quechuas de todas las partes del país.
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