Lo que más echan de menos muchos voluntarios en Perú…

…un buen pan de corteza firme

Una cosa es renunciar al pan habitual en vacaciones y otra muy distinta sobrevivir durante décadas en el extranjero sin pan crujiente. Para nuestros misioneros de países de habla alemana, prescindir del centeno, del pan de centeno y del pan crujiente es un verdadero sacrificio. Hace más de 50 años, cuando era ayudante de panadero, yo mismo arrancaba en secreto pequeños trozos de los extremos del pan en la panadería. Afortunadamente, nadie se daba cuenta de estos defectos discretos. Así crecí y me hice fuerte.

Hace poco, Lena Zeier se apiadó de mí y me horneó una barra de pan crujiente. La puse en una tabla de madera en casa y miré atentamente el delicioso regalo. Fijé ambos ojos en el delicioso trozo. Y puf, de repente un tercio había desaparecido. Así se hace. /KDJ

Klausi, el niño panadero (Foto: 1963 en la panadería de mis padres en Wiesbaden)
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