Creatividad, alegría y gratitud
El 14 de marzo de 2014, un público entusiasta celebró la inauguración del Colegio Diospi Suyana. Sin embargo, como las vacaciones de verano terminan todos los años en marzo, el cumpleaños oficial de la escuela se trasladó al 16 de junio. Así, nuestra institución docente cumple 10 años de funcionamiento.
El pasado viernes se celebraron por la mañana competiciones en cinco categorías. Poemas, canciones, pintura, decoración y recitación de versículos bíblicos. Los ganadores de las respectivas eliminaciones pudieron demostrar sus habilidades por la noche en la gran asamblea festiva.
En su discurso, el director pedagógico Jonathan Rosenkranz enumeró nada menos que nueve razones por las que disfruta trabajando en la escuela. No cabe duda de que el año que viene, con motivo de su décimo cumpleaños, se le ocurrirá otro motivo.
La escuela Diospi Suyana enseña a alumnos de todas las profesiones y condiciones sociales. El 30 % de los niños y jóvenes reciben becas financiadas a través de patrocinios. Los excelentes resultados en los concursos nacionales demuestran que nuestro Colegio no tiene que temer la comparación con las instituciones educativas de Lima.
Gracias al director Matthias Rehder, Jonathan Rosenkranz y Niklas Sierras. Se basan en los sólidos cimientos que Christian y Verena Bigalke han establecido a lo largo de ocho años. El personal docente merece nuestro reconocimiento y, por supuesto, todos estamos orgullosos de nuestros casi 500 escolares.
En el verano de 2010, durante una caminata, los médicos de la misión John reflexionaron sobre las razones que hablaban a favor y en contra de la fundación de una escuela Diospi Suyana. Finalmente, se tomó una decisión positiva y se destinaron tres millones de USD a la construcción y equipamiento del colegio. Muchos incidentes ocurridos durante la fase de planificación apuntaban a la bendición de Dios. El ingeniero Udo Klemenz dirigió los trabajos de construcción de forma voluntaria. La pareja de arquitectos Linder dibujó todos los planos gratuitamente. Empresas de Perú y Alemania patrocinaron lámparas, azulejos, suelos y parte del equipamiento.
Estamos convencidos de que el valor de una escuela cristiana es insuperable. Porque cuando una buena educación se combina con esperanza, fe y amor, los adolescentes reciben la mejor base para sus vidas. /KDJ









