El desconocido del aeropuerto de Bogotá

Una lección de vida entre puerta y puerta

La conversación con un agente de la escena musical fue larga. Pasada la medianoche nos separamos. Se ha colocado otro bloque de construcción para el Festival Juvenil Diospi Suyana. Al día siguiente, espero 12 horas en el aeropuerto de Bogotá para tomar mi vuelo de regreso a Dallas (EE.UU.).

Por la tarde, hago cola detrás de un hombre amable. “¿Qué documentos quiere ver de nosotros American Airlines? le pregunto al señor en español. Y ya estamos hablando. El colombiano trabaja como ingeniero en Perú -según me cuentan- y quiere visitar a sus hijos en Estados Unidos. Por supuesto, le cuento algunos detalles sobre Diospi Suyana. “La fe en Dios es importante para mí”, le digo y le enseño la Biblia que llevo en el equipaje de mano. Probablemente nunca antes había visto un pájaro tan extraño como yo.

El ingeniero Julio López no está ni irritado ni impresionado. Más bien, abre su bolso y me muestra un grueso libro. El título “La Biblia” subraya que tenemos lo más importante en común. Ambos creemos que el hijo de un carpintero es el salvador del mundo. Su biblia, por cierto, está bastante hecha jirones y llena de pequeñas notas…

Nos volvemos a encontrar en la puerta 53 poco antes de la salida. Me siento a su lado y le digo: “¡Pues es rarísimo encontrar a alguien como ellos que se lleve la Biblia en el avión!”. Julio López asiente y entonces surge una frase que debería enviarse a los teléfonos móviles de todo el mundo como mensaje de texto. “Sí, la mayoría de la gente piensa que la Biblia es demasiado pesada para el equipaje de mano, ¡pero en realidad nuestras vidas son mucho más pesadas sin ella!”. ¡En el blanco! Difícilmente se puede decir mejor que el católico Julio.

A las 5 de la mañana, nuestros caminos se cruzan por última vez en el control de pasaportes de Dallas. Un saludo rápido y una sonrisa. Para él, el viaje sigue recto hasta Seattle y yo cojo el autobús lanzadera hasta la estación de alquiler de coches. – El hombre de Colombia, que trabaja en Perú como yo, simplemente tenía razón: la vida no es más fácil sin la Biblia, sino mucho más difícil. /KDJ

La biblia del ingeniero colombiano es grande y bastante andrajosa. Muchas pequeñas notas están pegadas entre las páginas.
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