De la teoría a la práctica
Fue el 24 de mayo del 2005 donde se llevó a cabo la ceremonia de inauguración del hospital Diospi Suyana. Unos 3.000 indios quechuas y mestizos se dieron cita en los descampados terrenos de las afueras de la localidad de Curahuasi, para ser parte de la ceremonia.
En aquella ocasión, me dirigí a ellos citando un verso del Libro de los Libros: “Conmigo está el espíritu del Señor, porque él me ha llamado. Él me ha dado instrucciones para llevar la buena noticia a los pobres. Los presos deben proclamar la libertad y decirle a los ciegos que van a ver, y los oprimidos, que pronto deberían ser liberados de toda violencia”. Este fue el primer sermón de Jesucristo y también fue citado por el profeta Isaías, quien vivió 800 años antes de él. Este mensaje para mí, significaba la esperanza de que mi esposa Martina y yo, hallamos construido un hospital enfocado en brindar esperanza a los desesperados, empobrecidos e indefensos.
Cuando hace algunos días, hice una foto en el servicio de la mañana; me di cuenta de lo agradecidos que estamos con Dios de que nuestro anuncio se haya cumplido a cabalidad. Basta con dar una mirada a la iglesia y a la sala de espera para apreciar el verdadero mensaje que, con sólo palabras jamás podría expresarse. La gran mayoría de los pacientes que están sentados en las sillas pertenecen a la capa más baja. Han viajado muchas horas para llegar al Hospital Misionero, porque saben que se les toma en serio y se les brinda verdadera ayuda. / KDJ