Dos enfoques diferentes de la vida
A las 20.00 horas, atravieso la explanada del aeropuerto en dirección a Lima. Taxistas desconocidos me asaltan por todos lados. Suelo ir a la gran avenida y buscar un taxi allí. La diferencia de precio es enorme, pero como hace tiempo que la oscuridad ha caído sobre la capital, negocio dentro de la valla por razones de seguridad. «¡44 soles, y no más sol!» – Un hombre con camisa blanca accede y nos lanzamos al bullicio del tráfico.
La mayoría de las veces estoy al teléfono discutiendo con algunas colegas mi primera cita de la mañana. Así que pasan unos buenos 45 minutos.
«Sr. ahora sé quiénes son, ya los he llevado por Lima, ¡hace cinco o seis años!». – «Es posible», respondo, «¡durante 20 años he estado en más taxis en Lima de los que puedo contar!».
«Me hablaron entonces de la aparición de un hospital misionero. Por la noche investigué todo en Internet. Era tal y como me habían dicho. Siento un gran respeto por su trabajo. Pero yo soy ateo».
«¡Qué pena, entonces no tienen perdón para su pasado, ni consuelo ni sentido para el presente, ni esperanza para el futuro!».
«Sí, todo se acaba con la muerte», dice, y continúa: «¡Hoy en día todo gira en torno al dinero en todos los ámbitos de la vida!».
«¿Sabes?», respondo pensativo, «¡Dios puede ayudarnos a vencer el egoísmo!».
«No puedo creer en un Dios. Soy bastante inamovible».
«La fe en Dios no es fácil para nadie», le respondo, «a menos que hayamos tenido una experiencia personal con Él, ¡la fe vivia sigue siendo totalmente difícil!».
Hemos llegado a nuestro destino. Pago el precio acordado y le deseo lo mejor. Quizá nos volvamos a ver dentro de seis años. /KDJ