Con nosotros en el barrio
¿Dónde estamos en casa? Tal vez allí, donde puedes tirar tus medias sucias contra la pared por la noche. Este es el lugar donde nos hundimos exhaustos en el sofá y ponemos el equipo de música a todo volumen. Siempre digo que para mí, «casa» significa que mi esposa Tina está allí. Y, estrictamente hablando, podría ser en cualquier lugar, por supuesto.
En cualquier caso, se despiertan sentimientos familiares en el propio barrio. Conocemos a los vecinos desde hace casi 20 años. Nos saludamos amistosamente y aquí vamos de compras. Como la gente suele robar los tapones de las válvulas de nuestros neumáticos (no eran nuestros vecinos), esta mañana he tenido que comprar más. En la tienda de bicicletas de Boris compré cuatro por un sol (25 CT.) En esta ocasión también llevé dos pares de zapatos al zapatero. La propietaria Donna Jhony siempre realiza sus tareas a mi entera satisfacción. Si supieras lo poco que cobra por su servicio, te pondrías celoso en Europa o en Estados Unidos.
Los coches que están frente a nuestra casa llevan a sus pasajeros al barrio de Pisonaypata. Bloquean regularmente nuestra puerta de entrada. Pero son buenas personas que sólo quieren alimentar a sus familias. En la esquina de abajo, uno de los mototaxis me lleva al hospital por la mañana. Mi mujer suele salir 45 minutos antes con el coche. Si crees que Martina es más diligente que yo, por favor, guárdate esta idea para ti. Porque soy muy sensible.
Sí, aquí es donde vivimos. En circunstancias sencillas y, sin embargo, profundamente agradecidos y contentos. Cuando entramos por la puerta de casa, decimos «hola» diez veces en los primeros 100 metros. Ninguno de nuestros vecinos tiene un Merzedes o un Porsche. Y probablemente nadie pueda permitirse unas vacaciones en condiciones. Y, sin embargo, siento el mayor respeto por todos ellos. Se hacen las mismas preguntas que yo. ¿De dónde vengo y a dónde voy? Están contentos cuando a sus hijos les va bien y la inflación no se come sus ahorros ganados con esfuerzo. Cuando el sol brilla, sus caras se iluminan. Y cuando llueve, saben del importante papel del agua para los campos de Curahuasi. Casi todos ellos, por cierto, están convencidos de que Dios existe y de que un día nos cuestionará a todos nuestras decisiones. También conocen el significado de la Pascua y se dan cuenta de que el hombre en la cruz y su tumba vacía son conceptos sagrados.
Nuestra calle lleva el nombre del famoso luchador por la libertad sudamericano Simón Bolívar. Se dice que una vez dijo en referencia a su vida: «¿Cómo voy a salir de este laberinto?». No pudo hacer nada con Jesucristo. Al final de su vida murió pobre y completamente desilusionado. /KDJ


