Que pensaban en esa empresa probablemente nunca lo sabremos
Eindhoven, en los Países Bajos. A las 16 pm, 30 personas se reúnen en la sala de juntas de PricewaterhouseCoopers (PWC). La firma de contabilidad que trabaja con operaciones internacionales siempre trató de buscar a los mejores para incorporarlos a su grupo de trabajo. Pero hoy en día, la ciudad holandesa se despide de un querido colega. Steven de Jager quiere limpiar su escritorio después de cuatro años de trabajo en la empresa. En noviembre se trasladará con su esposa Victoria y sus hijos Leah y Olivia a Perú (a la izquierda). En lugar de asegurar su futuro con un salario sólido, él prefiere vivir de futuras donaciones. Sus colegas, expertos financieros, muy probablemente piensan que esta decisión es la «mayor locura imaginable».
Poco después de ser recibido por uno de los directores, el Dr. Klaus John dijo lo que es Diospi Suyana. Por una hora, 30 holandeses tuvieron sus ojos pegados a una pantalla. Poco a poco se devela el proyecto cuya normalidad económica parecen ser nula. Un proyecto de millones que se inició sin presupuesto garantizado. Sin ningún ánimo de lucro, por lo contrario, solo el sacrificio extremo de gente, todos con una educación integral.
Un largo aplauso al final revela la emoción de muchos. Los colegas de Steven sienten un gran respeto por él y Victoria. Tanto así que han reunido 2.500 euros para la familia De Jager. En una sociedad capitalista, todo esto no tiene sentido. Pero los oyentes de hoy, se dieron cuenta que nuestro mundo sería más cálido, más amable y más brillante si más personas vivieran con un propósito similar en esta vida.
El médico misionero de Perú había citado al comienzo de su discurso a un gran predicador: «He venido para dar vista a los ciegos y para llevar a los prisioneros a la libertad» y debido a esta frase que el hombre de Nazaret dijo, muchos misioneros van a trabajar, dejando todo, a Perú. Pronto, Steven de Jager.
Resulta que siempre suceden cosas extrañas. En contra de todas las tendencias y sin segundas intenciones. ¡Buen viaje Steven y Victoria!
