Alejandro Toledo condenado a 20 años y 6 meses de prisión

No pudo resistir la tentación del dinero

El veredicto de ayer fue muy merecido y a la vez devastador. Alejandro Toledo (78) pasará con toda probabilidad el resto de su vida en prisión. El 56º presidente de Perú (2001 – 2006) adjudicó la construcción de dos tramos de la Interoceánica, que conecta el oeste con el este de Sudamérica, a la constructora brasileña Odebrecht. No de forma totalmente altruista. El gigante de la construcción pagó al jefe de Estado Toledo 35 millones de dólares en sobornos por esta decisión.

Alejandro nació en 1946 como el octavo de 16 hijos en el pueblo de Cabana, en el estado de Ancash. La familia quechua vivía en la más absoluta pobreza. De niño, trabajó en la calle como limpiabotas y vendedor de periódicos. Gracias al estímulo de sus profesores, fue el primer miembro de su familia que recibió educación secundaria. Dos voluntarios estadounidenses le ayudaron a estudiar economía en San Francisco. Después continuó sus estudios en la Universidad de Stanford.

Durante su mandato, la familia John llegó a Curahuasi para fundar un hospital misionero. Dos ministros de su gabinete vieron una presentación en un ordenador portátil sobre la visión de Diospi Suyana. Nunca se celebró una reunión entre Toledo y los John. Tras finalizar su etapa en el gobierno, asumió varias cátedras como profesor invitado en EEUU. En 2023 fue extraditado a Perú y ayer condenado a dos décadas de prisión. 175 audiencias y 119 testigos aportaron las pruebas necesarias.

Su ascenso desde la extrema pobreza hasta la jefatura del Estado parecía un cuento de hadas. Pero carecía de la integridad necesaria para llevar una vida honorable. En el Libro de los Libros está escrito: «El pecado es la ruina de los hombres». (Proverbios 14:38). Foto: RPP

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