La impotencia del Estado
Una de las principales arterias de la metrópoli de Cuzco. Decenas de miles de coches pasan a diario por este lugar. Es imposible pasar por alto el cartel que hay detrás del montón de basura. Arrojar basura aquí no sólo está prohibido, sino que incluso se sanciona con una multa. Esto por sí solo no cambia nada la situación. Llevo 22 años pasando por delante de este vertedero. Siempre hay una montaña de basura. Quizá el ayuntamiento debería retirar la basura o quitar la señal. Una cámara también sería útil.
Puede que te encojas de hombros y pienses que se trata de un delito menor, pero la anarquía se ve por todas partes. En el distrito de Curahuasi hay una gran mina explotada ilegalmente por varios miles de personas. La comunidad deja de percibir sumas de siete cifras en concepto de impuestos. Todo el mundo lo sabe y nadie hace nada. O bien las autoridades son corruptas o tienen miedo de los sindicatos criminales.
En la capital, Lima, la debilidad del poder estatal está en plena exhibición. Las mafias chantajean a los comercios y a las empresas de transporte para que paguen tarifas de protección. Los que no pagan tienen que temer por sus vidas. Hay miedo palpable en muchas calles. Esta inseguridad es tema en las familias y en la televisión. Incluso en Lima, ciudad de 10 millones de habitantes, la deplorable situación no ha cambiado. /KDJ
