Con Marco Acuña en las montañas

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Saliendo del círculo vicioso

Marco Acuña viaja en nombre de Diospi Suyana por el sur de Perú y visita antiguos pacientes. Sus informes hablan de una parte del gran sufrimiento humano en los pueblos de montaña, por otra parte, también es testigo de los cambios drásticos de las personalidades.

Marcos mit Ehepaar
Pastor Marco Acuña, hablando con dos viejos caballeros.

La paciente con el sombrero púrpura se llama Sabina Huamán y es hija de una familia de nueve hermanos. Al igual que sus padres, ella cayó a temprana edad en el alcohol. El resultado, constantes peleas con su pareja. Sabina marchaba de mal en peor, hasta el punto de llegar a pesar 30 kg. Ella tocó a muchas puertas, pero nadie podía ayudarla. Finalmente, llegó con su familia a Diospi Suyana. La mujer indígena quechua se sentó asombrada con ojos muy abiertos en el servicio de la mañana del hospital. Las canciones entraban a su mente como una buena medicina. Luego, al regresar a la sala de espera vio la película sobre la vida de Jesús.

Luego de su visita al hospital, Sabina y su marido dejaron el alcohol. Con su boda religiosa han constituido su relación sobre una base sólida. Cuando habla de su fe, es notable su entusiasmo. ¿Cómo se puede explicar esta renovación radical en una persona? La respuesta es simple, durante su estadía en el hospital de la misión, Sabina le confió su vida al hombre en la cruz.

Pastor Marco Acuña entiende muy bien a la gente como Sabina. Hace seis años,  él mismo era un adicto a las drogas y la muerte le estaba ganando la carrera. En ese entonces, alguien puso en sus manos una Biblia y ese fue el inicio de su cambio. Una vez llegado a la última página de este libro,  la cocaína había perdido su poder sobre Marco. El se había convertido en un hombre libre.

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