Sin nuestro taller ortopédico, la vida de Robert sería muy diferente

Era un niño sin oportunidades. Desde que nació, Robert tuvo que arreglárselas sin la parte inferior de su pierna izquierda. Una discapacidad extrema que le excluía automáticamente de muchos juegos con otros niños. Por desgracia, su madre murió demasiado joven.
Robert es uno de ocho hermanos y su padre está constantemente al límite.
Pero desde 2019, su vida ha dado un giro a mejor. Daniel Müller le colocó una prótesis al entonces niño de once años. El viaje desde su pueblo natal en el estado de Pasco hasta Curahuasi duró tres días enteros en autobús.
Pasaron cinco largos años. Hace poco volvió a presentarse en nuestro taller. Christian Haupt le ayudó a conseguir una prótesis con un elegante aspecto de serpiente. Una buena idea para la selva tropical.
Ahora Robert lleva sus pantalones cortos con orgullo. Y con su autoestima mejorada, se está poniendo metas altas. Quiere ser abogado y luchar contra la injusticia en su propio país. Ah, sí, también toca en una banda, y no es mala.
Hay pocas historias médicas que nos conmuevan tanto como los casos del taller de ortopedia. Su comienzo en la vida profesional puede ser exitoso y con su confianza podría incluso llegar muy lejos.
El trabajo de Christian Haupt y de nuestro departamento de fisioterapia no se puede pagar con dinero. Cuando visito a Christian en su lugar de trabajo por la tarde, tiene las manos ocupadas. En estos momentos está trabajando con seis -o quizá incluso siete- pacientes al mismo tiempo.
Cuando se fundó el centro, no teníamos ni idea de que algún día llegaríamos a colocar prótesis de alta calidad a pacientes de los 24 estados. Si hay una historia de éxito, es ésta. / KDJ

