Lo que queda es la oración
Todos ellos habían dado lo mejor y lucharon por la vida del hombre. Pero el murió el domingo en la UCI. Su tuberculosis avanzada en los pulmones y el abdomen ya no se podría controlar.
Poco tiempo después una pareja trajo a su hijo de 10 años al hospital. Después de una caída sobre la parte posterior de la cabeza 40 minutos antes, estaba ya muerto al momento de llegar al Hospital. El tenia lesiones de la columna cervical, con una fractura en el cráneo y su hemorragia cerebral era irreparable. El intento de reanimación en la UCI no ayudó.
Así es la medicina. El equipo esta luchando con las esperanzas hasta lo último. A continuación, siguen los hombros caídos y la sensación de agotamiento y debilidad. En esta situación, la oración es nuestro refugio. En la oración podemos llevar nuestras preocupaciones, frustraciones e incluso el miedo propio, a la cruz de Cristo. La solución definitiva del destino humano no depende de un respirador artificial. Por eso, inclinamos nuestras cabezas durante la oración, pero nuestros ojos dirigimos hacia arriba. / KDJ
