Siempre es amargo para los que se quedan atrás
En todas las empresas se incorporan nuevos empleados y otros se marchan. Podría decirse que es el curso de la vida. Pero en Diospi Suyana las cosas son distintas. No somos una empresa con ánimo de lucro, sino un grupo de voluntarios muy motivados que demuestran una gran disposición a hacer sacrificios como expresión de su fe. Y aunque no somos una comunidad cristiana, la idea de comunidad desempeña un papel primordial.
El sábado tuvimos que despedirnos de cinco misioneros. John y Viola Lentink formaron prácticamente parte del inventario de nuestro trabajo durante 14 años. Nadie sabe si el holandés John realizó 100.000 o 200.000 ecografías. Este talentoso pianista con voz de tenor de oro enriqueció enormemente nuestras reuniones con su musicalidad. Su esposa Viola ayudó al principio como bióloga en el laboratorio y luego se ocupó con devoción de los visados de los empleados extranjeros. Ahora viajan de vuelta a Europa con sus tres hijos por motivos familiares.
La enfermera Sabine Teichert, del sur de Alemania, dirigió el equipo de enfermeras con gran dedicación y habilidad. Tras cinco años de servicio, quiere centrarse en el cuidado de los niños de la zona en el futuro.
Daniel Wiens y Rebecca Wiens, de soltera Meininger, llevan tres años y medio y cinco años, respectivamente, enarbolando la bandera en el hospital y fuera de él. Se conocieron y se enamoraron en Diospi Suyana y se casaron hace un año. Daniel trabajó en el departamento de rayos X como MRTA y en el departamento técnico de los festivales. Su pan en la panadería del hospital sabía especialmente bien y a menudo se le veía junto a la cama del paciente manteniendo conversaciones pastorales. La enfermera Rebecca irradiaba pura alegría de vivir día tras día. Trabajadora y cariñosa, garantizaba el mejor humor incluso en los días más aburridos. Wiens empezará pronto un programa de formación teológica en el Reino Unido.
Por supuesto, les damos las gracias a los cinco de todo corazón y nuestras bendiciones les acompañarán allá donde vayan. Siempre habíamos esperado que nunca llegara el día de la despedida, pero llegó. Como cristianos, encontramos esperanza en la convicción de que tenemos un futuro juntos. Si no aquí, en esta tierra, entonces en el otro lado, en la presencia de Dios. /KDJ
