Entre la esperanza y el miedo
Poco después de las 8 am obtengo una actualización del jefe de seguridad. El presidente es de hecho volando de Lima a Cusco. Tan pronto como él aterrice en la metrópolis turística, se tomará la decisión final.El vuelo de conexión en el helicóptero sólo podrá tener lugar si el General de la Policía da luz verde. Cualquier consideración sobre la seguridad del Gobierno, tiene la más alta prioridad.
Una funcionaria de palacio me da un poco de coraje. Ella me muestra desde su teléfono las declaraciones que, por la mañana, ha dado el presidente en la televisión nacional. “Yo vuelo ahora a Curahuasi”, dice el jefe de Estado, “¡donde misioneros alemanes construyeron un hospital moderno para los más pobres de los pobres!” Tomo una respiración profunda, pero miro con escepticismo las escenas en las laderas de la montaña.
Oebele de Haan se detiene junto al anfiteatro. Trae consigo 4.500 bolsas de refrigerio hechas con mucho esmero. Las bolsas incluyen una bebida, un sándwich, una barra de chocolate y una pluma con el logo de la Asociación, las mismas que han sido embaladas el día anterior. Concebidas como regalos para todos los participantes. Pero, ¿habrá participantes? Incluso el semicírculo grande parece bastante desierto. Sólo los policías podrán determinar en la entrada, la recepción de los primeros Curahuasinos.
“Dr. Klaus, “llame al jefe de seguridad,” si el presidente va a llegar realmente, el anfiteatro no debe estar vacío. ¡Organice a su gente! “Trago un poco, no puedo evocar a los invitados todavía. Semanas antes, yo había hablado en la planificación con los organizadores de palacio de unos 4.000 espectadores. Ahora las calles están apretadas. “He oído que todos los interesados subirán la montaña a pie”. Las parroquias de las montañas probablemente no lo harán con sus camiones y autobuses. El retraso habitual y la parada en la Panamericana son una piedra en el zapato.
En el escenario se alinean las cinco torres de televisión y el taller de ortopedia. Una imagen de gran tamaño muestra el hospital con su expansión en el primer piso. Todo esto está muy bien, pero ¿el festival se llevará a cabo?
Algo resuena en el aire. Un helicóptero de las fuerzas armadas ensaya el aterrizaje. Si el piloto – por cualquier razón – no puede aterrizar en nuestro helipuerto, sería desastroso. El no poder aterrizar significaría un riesgo mayor para el Presidente. Nadie quiere que el jefe de Estado esté en peligro constante, sobretodo de los maestros en huelga. Con un rugido ensordecedor, el helicóptero aterriza. Prueba superada. En medio de la noche Oebele de Haan ha recortado con una sierra eléctrica todos los árboles altos, con la esperanza de que después germinen.
“Dr. Klaus diga al pueblo en el anfiteatro “, me indica el jefe del comando de seguridad. “¡Destaquen una vez más que hoy hay un evento religioso y no político!” La banda canta bellas canciones. Durante un descanso, llamo la atención al público. Me percato que aquí, la cantidad de espectadores ha aumentado a 1.000 invitados. ¿O es tal vez 1500? La vergüenza de algunos ambientes en blanco todavía permanece.
El ex jefe del Club Deportivo “Alianza Lima”, equivalente de Bayern Munich en el Perú, ha traído consigo a una estrella del fútbol. No se necesitó mucho tiempo para que Agustin Landeras , entreviste al delantero en el escenario.
Suena mi teléfono celular. El Dr. Schmidt, el enviado de la Embajada de Alemania y el Cónsul Honorario Maria Jürgens de Cusco, no pueden pasar a través de la policía. Corro a la entrada y hablo con la policía. La puerta se abre y otro problema está resuelto.
“Prepárense con su esposa,” escucho una voz familiar de nuevo. “Los helicópteros están en camino. ¡Usted puede dar al Presidente y a sus ministros la bienvenida! “Casi no me atrevo a creer lo que acabo de oír. “Tina”, lloro, “¿Dónde está Jens? ¡Tenemos que salir! ”
