Cada cuatro años necesitamos de la oficina del Registro Público en Abancay un documento especial para nuestra fundación peruana. Los pasos por entidades públicas en el Perú son aún más complicados que en Alemania, ya que las informaciones oficiales muchas veces cambian o incluso se contradicen. Además el viaje por la sierra hacia Abancay y el regreso demora 3 horas enteras.
Hace dos semanas trabajamos con dedicación en la solicitud de este documento. Mi visita el martes (3 horas) no nos trajo ningún adelanto. Ayer tuve una conversación con la jefe de la oficina catastral. Inicialmente no mostró voluntad para dar un visto bueno a nuestra solicitud, pero unas fotos sobre el Laptop acerca de hospital cambiaron su opinión rápidamente. “Está bien, si espera un momento, le entrego los documentos en 1 hora!”
Las puertas ya están cerradas y yo sigo sentado en la sala de espera de la entidad. Además de mí hay otro señor en el cuarto, quien de repente me hace muchas preguntas: “Quién es usted y qué documento quiere recoger?” El extraño seguramente ya aprendió las preguntas en el kínder, ya que desea saber cualquier cantidad de cosas. Estoy muy cansado y no tengo deseos de que cualquiera me indage. De manera que voy al contra ataque y lo bombardeo con mis preguntas. “Y quien es usted, que hace acá…?” Su respuesta hace desaparecer mi cansancio de inmediato.
“Soy el jefe de todas la oficinas de catastro de 3 departamentos, estoy hoy en Abancay para realizar un control de calidad!”
En cerca de 5 segundos encendí mi Laptop y le cuento calurosamente la historia de Diospi Suyana. Además le obsequio un video clip de la televisión peruana acerca de nuestro trabajo.
El sr. Victor Boluarte me da su tarjeta de presentación. “Si una vez tiene dificultades con la oficina catastral, avíseme y le ayudaré de inmediato!”
Cuando la jefe de la oficina me entrega los documentos, su jefe en Cusco la informa acerca de la importancia de Diospi Suyana. Hacemos rápidamente una foto para la página internet e intercambiamos amabilidades. “Qué coincidencia” dice finalmente el sr. Boluarte. „No creo en coincidencias“; este cometario apenas me lo puedo ahorrar.
Media hora después me doy cuenta, que la empleada llenó mal el formulario. De manera que el drama comienza de nuevo este jueves.
Ayer el chiste se demoró 7 horas y media, pero quizás se finalice en el transcurso del día. De manera que uno de nosotros tiene que conducir por el paseo a 4 mil metros. El paisaje es hermoso. Más de un turista pagaría un dineral por ver esta atracción.
Klaus-Dieter John
