A través del desierto
Tomo una ducha a las 4 de la mañana para luego sentarme en el coche junto a Chris. Ambos esperamos llegar en 16 o 17 horas a Curahuasi. Desde ayer, el centro de medios de comunicación está equipado con un pick-up. El coche se convertirá en los próximos días, en un taller móvil para las distintas instalaciones de transmisión de Diospi Suyana.
Cuando dejamos a los 8 millones de personas de la metrópolis, vemos sólo las dunas de arena en ambos lados de la carretera. Chris Welch, en el volante, se siente como en el interior de Australia, su país de origen, ahí también existe un gran desierto.
Él quiere ir, en diez días, con la Hilux de Curahuasi hacia la selva de Puerto Maldonado para encender una torre de radio de Diospi Suyana. Para que luego 200.000 personas en el estado de Madre de Dios puedan recibir nuestro programa en sus hogares.
De repente, nos detiene un control policial. Las discusiones habituales. El coche es nuevo, pero el hombre de uniforme no está satisfecho con nosotros. Por último, saco un artículo de prensa y un folleto sobre Diospi Suyana. “Tenemos cuarenta reportajes de televisión en el Perú, que hablan sobre nosotros, le digo a los funcionarios”. La explicación funciona. Nos dejan ir en paz. El viaje continúa. A nosotros nadie nos puede extorsionar.
