Y su esposa Marlene Rojas de Ibarra quien trabaja como maestra en la escuela
El Dr. Ibarra podría contar sus asombrosas historias durante una noche entera y ningún oyente bostezaría o miraría en secreto su reloj. Sus antepasados paternos vinieron de España, su madre de Polonia. Durante seis años ha dirigido, solo, un hospital de Menonitas en el este de Paraguay. Por nueve años más, participó en la fase pionera de un hospital de la misión. El doctor llevó entre otros cursos de especialización, su Serum y Secigra en lugares distantes. Eso no es todo, mil veces se instruyó en noches agitadas por su cuenta. Pero lo más resaltante es que Rubén confía en Dios, él es un cristiano comprometido que en realidad espera que Dios intervenga, algún día, en su vida.
En algún momento del 2009. Un visitante de Perú viene a su parroquia en Paraguay. El desconocido menciona un hospital misionero que había sido establecido por un par de médicos alemanes en las montañas al sur del Perú. Su punto inicial: la creencia en la omnipotencia de Dios. Rubén se encontraba sentado entre el público y de repente, de manera extraña, fue cautivado por esta historia.
Cuatro años más tarde, el 26 de septiembre del 2013. Un amigo lo invitó a una conferencia de pastores en Asunción. De hecho, Rubén no sabía qué hacía él ahí siendo un médico. La conferencia era en realidad un taller se trataba de un hospital de la fe en el Perú. A través del exponente con acento alemán, el público descubría la maravillosa historia de Diospi Suyana; el Dr. Ibarra volvió a hacer clic. Rubén dice: “¡En este momento profundo ocurrió en mí algo que nunca olvidé!”
Después de la presentación, Rubén discute sus apreciaciones con los exponentes. “Hay en el Perú alrededor de 50.000 médicos y de éstos sólo 5.000 médicos probablemente serían descritos como cristianos comprometidos”, dice el Dr. John, “pero casi ninguno de ellos se prepara para trabajar fuera de Lima para servir como médico misionero para los indios quechuas. ¿Dónde está el compromiso de los cristianos latinos? “Esta observación no falla cuando en efecto el mismo Rubén Ibarra es de origen latino. ¿Tendría en mente que podría ser un futuro empleado en Diospi Suyana?
Febrero del 2016. La gestión de la colonia menonita establecida por Rubén llega a su término. Ellos le ofrecen un entrenamiento remunerado en Argentina. Entonces podría ser empleado en su propio hospital. Rubén se va a casa y se sienta en una silla. En su pensamiento se cruza lo siguiente. De repente, el recuerdo de Diospi Suyana llego a cabeza como un flash.
Hace once meses tomo su decisión final. Rubén ahora vive con su esposa e hijos Roy (14) y Fiurella (12) en Curahuasi. Por el lapso de dos años, la pareja quieren trabajar en Diospi Suyana. Obviamente sin salario, pero mantenidos por un grupo fieles de amigos.
“Estoy aquí para ser totalmente feliz”, dice el Doctor Ibarra, “¡los pacientes están tan agradecidos!” – Por supuesto que lo están, Ruben y Marlene son un regalo de Dios para Diospi Suyana.
