Respeto y reconocimiento
Un día de mayo de 2016. Mi teléfono móvil suena por la tarde. “¿Podemos reunirnos?” Por la noche, Tanja Hock, acompañada de dos amigos, subió las escaleras de un edificio trasero de Wiesbaden. Había leído un libro sobre Diospi Suyana y quería contar su proyecto en Madagascar. La experimentada matrona planeó construir una clínica en uno de los países más pobres de África.
Ayer por la mañana, seis años después, me volvió a llamar. La conexión de WhatsApp fue sorprendentemente buena. Y también fue sorprendente el hecho de que su hospital ya está en funcionamiento. Una bendición para hasta 100 pacientes al día, 25.000 pacientes al año. En su página web aparece la frase: “¡Si Dios quiere, florecerá una escoba!”.
Una mujer valiente con dos hijos adoptivos se atrevió a hacer algo muy grande confiando en Dios. Así, la fe creó los hechos. Tanja Hock busca actualmente personal para su administración. Todos los datos de contacto se encuentran en su página web: https://mh-madagaskar.de/