Un cumpleaño sin torta

Por la noche en el St. Josefs-Hospital

No trajímos una torta. De hecho tendría que ser muy grande para poner 93 velas. Es la última de mis tias aún en vida y hoy pasará su cumpleaño en el quinto piso del St. Josefs-Hospital. Mi esposa y yo hemos traído dos platanos porque  a ella le encanta comer platanos.

Al entrar el el cuarto la encontramos acostada y durmiendo. En silencio observamos su cuerpo ya casi sin vida y solo nos queda esperar. Depronto abre los ojos. En seguida tratamos de tomar contacto visual, pero no logra articular ninguna palabra. Sus parpados se vuelven a cerrar y silenciosamente abandonamos el cuarto. „ Probablemente no la veremos mas en esta tierra“!, le digo a mi esposa. Subimos al ascensor y abandonamos el hospital.

Departe de la familia de mi madre eran diez hermanos. Cuándo la tía Tina fallezca, entonces terminará toda una generación.

Desde que comenzámos a trabajar como doctores misioneros, ella siempre nos apoyó. Siempre respaldó el trabajo de Diospi Suyana.

En el camino pasando por la ciudad Wiesbaden, pasamos por la calle Rheinstraße 93. Aquí  pasé gran parte de mi vida, en esta panaderia. Mis padres ya falleciéron y estan enterrados en el cementerio fuera de la ciudad. Fué una niñez muy linda llena de bellos recuerdos.

Por la noche empacámos las maletas y cuando el sol se ponga, ya estarémos en el aeropuerto esperando en la salida del avión. Despedida y viajes. Se siente un poco de nostalgia. Así es siempre. Cristo habló de un mundo sin pena, dolor y lágrimas. Esto es la solución final cuando estemos en su presencia. O en otras palabras, la redención. /KDJ

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