En nuestro trabajo diario en el hospital, entregamos concientemente el destino de nuestros pacientes en las manos de Dios. Todos nuestros éxitos médicos, provienen de Él. Aún también el dolor de muchos que no podemos cura.
Al final perdemos siempre la lucha contra la muerte, pues tarde o temprano el corazón deja de latir. Este conocimiento es doloroso y as u vez nos recuerda nuestro destino humano.
Necesitamos curación, redención y fe en Jesucristo, el salvador universal. “En el presente trabajamos, pero al mas allá esperamos”
Todo golpe del destino, aún el de nuestros pacientes, los entregamos en las manos de Dios. Necesitamos una fe ciega en el concejo eterno de Dios. Por esta fe es la que somos criticados por muchos ateístas como Bertrand Russel.
La gente sin Dios (ateístas) no tienen otra alternativa. Pero nosotros tenemos muchas razones para aferrarnos a Cristo. La historia de Diospi Suyana es rica en experiencias de la fidelidad de Dios.
KDJ
