“¡Te comerán los gusanos!“

Una niña con el anhelo de esperanza

Melbourne. Beth Kennedy (con el polo rojo) está emocionada y sabe cómo contagiar su emoción a otras personas. Con la ayuda de su esposo Andrew ella organizó dos conferencias para esta semana sobre el tema Diospi Suyana. Invitó a más de cien personas entre amigos y conocidos. Y así fue que el martes y el viernes (tiempo de Australia) estuvieron sentados en su sala como 60 personas. La gente estaba emocionada al escuchar sobre la historia de Diospi Suyana. ¿Pero quién es realmente Beth Kennedy?

La atractiva dama estudió en los años 40 Derecho y Filosofía. Ella toca también violín, piano y arpa a un nivel muy alto. Su padre enseñó Filosofía en la Universidad de Oxford.

Beth tenía cinco años y tenía miedo a la muerte y un día le preguntó a su papá: “¿Qué pasará cuando me muera?” Una pregunta muy poco peculiar para una pequeña niña.

El profesor de Filosofía le respondió de manera muy cruda: “¡Cuando mueras, te comerán los gusanos!, le dijo el letrado y continuó: “¡Pues no hay Dios!”

Para Beth esta respuesta fue muy aterradora. Ella esperaba que su amiga tuviera razón. Ella le había dicho que había un Dios en el cielo que amaba a las personas. En las noches oraba debajo de su colcha. No sólo una vez o dos, sino regularmente. Se sentía tan bien entregar todas esas preocupaciones a ese poder invisible del que su papá decía que no existía.

De esta niña surgió una mujer guapa que vivía con su enamorado Andrew. Un día los dos fueron invitados a un hotel. Delante en el púlpito contaban algunas personas sobre cambios extraordinarios en sus vidas por medio de la fuerza de la fe. Esa noche decidieron Beth y Andrew poner su pasado, presente y futuro en las manos de Dios.

Eso fue hace un cuarto de siglo. Hoy en día ayuda esta abogada a refugiados en Australia con asesorías gratis. Mis respetos.

Para ella la fe no tiene nada que ver con sólo deseos. Beth ora de manera concreta y así experimenta a cada momento la mano de Dios. Quien habla con ella, siente al instante el entusiasmo de una mujer contenta. Ella está convencida de que no son los gusanos los que tienen la última palabra sino el Altísimo. /KDJ

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