Contemplativo, alegre y familiar
A juzgar por su cara, Noam Funk (delante a la derecha) era el más entusiasmado con la Navidad. Estaba radiante como la luz del sol que entraba por las coloridas ventanas de la iglesia. Ochenta adultos y niños se sentaron en la sala de culto y celebraron el nacimiento de Jesucristo. Lena Zeier (en primera fila a la izquierda) dirigió el servicio.
El sermón corrió a cargo del cirujano general Dr. Lukas Steffen. Si no se hubiera tomado al pie de la letra la misión de rescate de Jesús, no estaría en Curahuasi. Su adicción a las drogas probablemente le habría matado hace muchos años. Pero durante un tiempo de descanso en Filipinas, tuvo un encuentro con el niño del pesebre, el Cristo crucificado y el Señor resucitado.
La Dra. Martina John leyó la historia de Navidad. De adolescente, acompañaba a sus padres al servicio de Navidad una vez al año. La fe no tenía relevancia para ella en aquella época. Pero cuando tenía 18 años, confió su vida a Aquel que puede dar a cada vida un significado más profundo. Hasta el día de hoy, recuerda la alegría que le produjo su decisión a favor de Jesucristo hace 45 años. Antes de eso, había pasado semanas en el hospital tras un grave accidente de equitación y, por primera vez, pensó realmente en la vida.
Podríamos hablar hasta la saciedad sobre la celebración de la paz, sobre el significado más profundo del catre y la estrella. Podríamos meditar sobre la justicia social y el sentimiento religioso y aun así perdernos por completo el sentido del mensaje navideño. Jesús vino a redimir a la humanidad y a eliminar el problema de la muerte. Murió en la cruz -como él mismo dijo- como rescate por muchos. Miles y miles de cristianos perdieron la vida por esta convicción en el Coliseo romano, en los gulags soviéticos y en los campos de prisioneros chinos.
La Navidad no es para cobardes. Nos desafía radicalmente a tomarnos en serio el seguimiento de Jesucristo. Así es como nosotros, el personal de Diospi Suyana, adoramos a aquél a quien Isaías anunció 700 años antes de su nacimiento con las siguientes palabras: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará Admirable Consejero, Dios Rey, Padre Eterno, Príncipe de Paz».





Qué hermoso!!
Gracias por amar al prójimo como a uno mismo. Escuché sobre ustedes y Gracias por ayudar a los hijos de Dios.