Radiografía del corazón

Si lee regularmente nuestra página web, puede seguir las múltiples buenas noticias que se publican casi a diario acerca del proyecto del hospital. Siemens dona un tomógrafo computarizado y la Primera Dama de la Nación acepta el apadrinamiento de nuestro proyecto. Philips envía un nuevo equipo de ultrasonido y nuestros contenedores pasan por la aduana de Lima/Callao en un tiempo récord de un par de horas. El 20 de marzo mi esposa y yo fuimos invitados a una audiencia con la esposa del presidente alemán en el palacio Bellevue en la ciudad de Berlín. Casi nos hemos acostumbrado a estos titulares positivos. Pero naturalmente también existe el otro lado de la moneda, sobre la cual poco relatamos.

Me refiero a la lucha sin fín con las instituciones burocráticas, los eternos viajes a Lima durante la noche, los largos nudos de tráfico en la capital. Sin mencionar los continuos viajes que me mantienen separado temporalmente de la familia.

Ayer fué una vez más uno de aquellos dias. A las tres de de la madrugada emprendí el viaje en Curahuasi. Al fin en Lima, estuve sentado al mediodía por dos horas en vano en una empresa y en la noche esperé nuevamente por dos horas sin éxito al decano de la Cámara de Médicos. El jefe de la empresa IMPSAT tuvo que salir inesperadamente a Sao Paulo y nuestra cita se canceló.

Nuestros contactos con entidades gubernamentales y empresas se establecen durante meses y hay que luchar intensiivamente para obtener las donaciones prometidas. En cada presentación pienso bien cómo formular las palabras y me pregunto cuál tono de voz llegará mejor al corazón o a la cabeza de mi audiencia. Una palabra equivocada en el lugar menos indicado puede obstruir ayuda prometedora.

Siempre vivimos con la mano en la boca y conocemos bien el cansancio y niveles altos de estrés. El margen de frustración se extiende mes tras mes.

En un día como el de ayer quisiera ir navegando al fin del mundo y olvidar todo lo que queda atrás. Pero la vida sigue. Un canal de televisión muestra interés en Diospi Suyana y varios encuentros con representantes de iglesias y de la economía se están preparando actualmente.

Más del 85% de la obra se ha culminado y todo está pago. Nunca sabemos lo que nos espera la próxima semana, pero seguimos trabajando. Celebramos triunfos y vencemos derrotas y superamos cada prueba de paciencia.

Al final se torna verdad la palabra de un secretario del Consejo Eclesiástico Evangélico: “Dios nos abre puertas o nos da fuerza para esperar a que se abran!”

Klaus-Dieter John

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