¿Quién consuela a quién?

En realidad, no tenía planeado un paseo al sur de Alemania. Pero de algún modo sin embargo encuentro un tiempo libre para sentarse 30 minutos a lado de la cama de una enferma. Por este motivo acepto un viaje de dos horas por la autopista con una velocidad máxima.

 

Hace unos meses, la conocí a ella y un poco mas de su vida en una conferencia. Ahora, la enfermedad avanzó de golpe irremediablemente. Si Dios no hace un milagro, la última distancia de su camino ha comenzado hace mucho.

 

Desearía tener más tiempo, y que mis palabras puedan consolarla. Al final, hago una oración y entrego a la paciente concientemente en las manos de Dios.

 

"¿Por qué has viajado hasta aquí, desde tan lejos solo para visitarme? La pregunta de la enferma del cáncer es justificable. Susurro algunas palabras amables y le alcancé a ella mi mano. – ¿Por qué estaba ahí? Sospecho que la respuesta es muy amplió. Para exponerla, necesitaba una media hora o más y mucha honestidad.

 

Como médico vi tantas personas como se mueren y el sabor de esto es muy agrio. "¿Cómo puede haber un Dios, que deja morir y sufrir a mujeres jóvenes?" Ésas eran las palabras de su oncólogo.

 

Pero, lo que ocurre aquí es mucho más que una desesperación. Cuando anunció mí visita por teléfono, ya era claro para mí. Esta mujer hermosa me sonríe. “Usted indudablemente sufre cambios”, le pregunte a ella, y su afirmación me debía conmociono. “No, ¡me siento llevada por Dios en cada momento!”

 

De la misma manera como muchos en mi generación, sé cual es el miedo, en privado, del diagnóstico del cáncer, y la perdida de vista, lo cual nos importa mucho. La mujer frente a mí está ahí, hacia donde yo no quiero ir. Pero de ella sale una paz profunda, que no es de este mundo. ¿Era eso la razón principal de mi viaje hacia aquí? ¿Quería ver esta paz con mis propios ojos y mi corazón? ¿Sentir?

 

¿Que lo daría, si la pudiera verla en mi próximo viaje hacia Alemania en abril? Y si no, entonces, espero con mucha esperanza un reencuentro en el cielo. – Si la hora viene a nosotros, Dios estaría tan cerca de usted y de mí como esta con ella. /KDJ

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