Y ahora se llama Marco Acuña
Hace 2.000 años, Pablo viajaba de ciudad en ciudad trayendo la buena noticia de Jesucristo a Europa. Hoy Marco Acuña se pasea por los altos valles del sur de Perú y habla de la esperanza que lo impulsa. El ex-drogadicto fue liberado de su adicción hace ocho años a través del poder de la fe. En la actualidad, Marco visita a ex pacientes de nuestro hospital que viven en lo alto de las montañas. En sus viajes predica en las iglesias, en las plazas de los pueblos y en el campo abierto.
El público lo observa y lo recuerda. Los escuchan hora tras hora. Una fe vivida actúa de una forma electrizante y contagiosa. Y sienten una cosa muy clara. Marco cree en lo que dice, vive lo que cree.




