Sin palabras vacías tras dos hemorragias internas masivas
En el Hospital Diospi Suyana tememos juntos por la vida de nuestros pacientes. Cuando las cosas se ponen feas, activamos las cadenas de oración. Esto significa que muchos de nuestros empleados oran pidiendo la protección e intervención de Dios. Todos empatizamos cuando un equipo de cirujanos libra una batalla casi desesperada en el quirófano, como hace unos días.
Srta. Dani, madre de dos niños pequeños, se sometió a una operación extremadamente difícil en los conductos biliares y el hígado. Durante una hemorragia intraoperatoria grave y una hemorragia postoperatoria, recibió un total de 10 unidades de sangre. El resultado fue incierto en dos ocasiones. El lunes celebró su 34 cumpleaños en el hospital.
El cirujano Dr. Lukas Steffen, una auténtica roca de fortaleza, dijo lo siguiente: «Querido paciente, un cumpleaños en el hospital no es nada del otro mundo. Pero el hecho de que sigas vivo en este cumpleaños es un motivo de alegría». Entonces ambos rieron y se alegraron.
En este contexto, cabe destacar el importantísimo papel de la Dra. Natascha Lopata, anestesista. Si se desata una tormenta durante una operación, el resultado de la misma también depende de su habilidad.
Las listas de operaciones del hospital suelen estar llenas y los equipos trabajan al límite. Las crisis y las complicaciones requieren entonces una medida extra de fortaleza. Y Dios puede dar esta fuerza interior. Así que miramos tensamente hacia abajo, hacia el campo de operaciones, y dirigimos nuestros ojos interiores hacia arriba, hacia el Todopoderoso. Y así, un caso médico se convierte de repente en un inolvidable culto religioso. Servimos a Dios y damos todo lo que tenemos para ayudar a los pacientes. ¿No es una idea interesante, un servicio religioso en la mesa de operaciones?
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