Está todo bien…

… si no hay verdades absolutas

Una sociedad democrática define la mayoría de las reglas para la convivencia de los individuos y grupos colectivos. Lo que por general, actualmente, se considere como derecho tal vez una generación más tarde, sólo se convierta en algo que no podamos comprender. Por desgracia, el crecimiento constante de la información no conduce necesariamente a mejores leyes. La historia consciente sabe que se han desprendido fases regresivas y progresivas en los últimos tres mil años. Por lo que la nación alemana, que muchos la han considerado como casa de  poetas, pensadores y compositores responsables, también ha sido sede de las mayores atrocidades que los historiadores hayan registrado en sus memorias. El Holocausto ocurrió mucho después de un Martin Luthers, Hegel, Kant y Lessing.

El filósofo francés Jean-Jacques Rousseau escribió en el siglo 18: “Si hubiera un pueblo de dioses, se establecería un gobierno democrático” Como todos sabemos, ninguno de nosotros puede aseverar su completa divinidad.

La mayoría quiere vivir una vida larga y sin dolor, sin el acoso burocrático, en paz y prosperidad. Nuestro sentido de la solidaridad y la responsabilidad encuentra sus límites, cuando nuestro egoísmo muestra su necesidad de hacernos renunciar del camino. Hemos oído mil veces, que la codicia es buena y que al final de todo lo que cuenta es la diversión.

La cuestión del sentido de la vida, lo que podría extenderse más allá de este mundo, sólo produce encogimiento en pocos círculos. “¡Comer y beber, que mañana moriremos!” El libro de los libros describe esta expresión, que era en todo momento aplicado en un modelo común para la vida privada.

Hemos aprendido de los nuevos ateos, que no hay verdades absolutas. Dado que los productos al azar provienen de una evolución ciega en donde el más fuerte prevalecerá, carecemos de una base de unión de las normas éticas. Apariencia y realidad divergen ampliamente. Cuando las luces se apagan y nadie está mirando, puedo dejar que mis instintos salvajes funcionen. ¿Por qué no? En la playa de la vida todo está bien.

El “matrimonio para todos” puede sentirse orgulloso de sí mismos por tener un 50% de aprobación – omitiendo el porcentaje de la sociedad alemana que está en contra desde hace mucho tiempo. ¿Por qué los homosexuales y las lesbianas deben criar a hijos que provienen de madres de alquiler u orfanatos disponibles? ¿Quién dijo que los adolescentes no prosperan cuando tienen padres adoptivos del mismo sexo? Los defensores de la teoría de género convocan a la construcción de “mamá, papá, hijo” que es sólo una forma de expresión entre los muchos diseños de la familia concebibles.

Es molesto que el best-seller del mundo diga lo contrario. El libro de grueso espesor afirma que somos el resultado de un acto de creación. Y que en esta creación, habría un orden: madre, padre y niño. Incluso la moralidad sexual no es arbitraria. Las personas serían libres de decidir a favor o en contra de este plan. Pero deberán vivir con las consecuencias de sus acciones, “lo que el hombre siembre, cosechará”. Tal vez no de inmediato, pero un día a ciencia cierta.

¡Qué vergüenza! Mandamientos, prohibiciones y reverencia a Dios que no nos gusta. Paternalismo religioso, simplemente no encaja en el individualismo de nuestra época post-moderna. Si Dios es eliminado como autor indirecto de la Biblia, a pesar de que sus ventas de especies únicas…de todos modos solo es un libro de entre muchos otros. Y sus 40 escritores, sin duda, seres humanos, son campo de fuerzas sociales sólo 40 votos en una maraña de opiniones.

En cuanto a mí, estoy agradecido de que mi madre me trajo, hace 56 años, a este mundo, me alimento y me sostuvo en sus brazos. Mi padre encarna cualidades que describimos más como atributos masculinos. Era sensato, leal, trabajador, orientado a los objetivos y humorista. ¡Qué  bueno que en ese momento tuve a mis padres y no fui adoptado por una pareja homosexual! Creo que jamás me hubiera convertido en el Medico misionero del Perú.

En el Credo se dice que allí ha de venir a juzgar a los vivos y los muertos. Eso suena, sospechosamente, a una verdad absoluta. Pues cuando uno tiene la autoridad para juzgar, entonces es probable que haya algo correcto o incorrecto, ya sea arriba y abajo. Queda por ver, si el “matrimonio para todos” pasará esta prueba de fuego. / KDJ

(Arriba: La familia John en 1963. Soy el pequeño del medio en el vientre de mi madre)

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