En Curahuasi y sus alrededores

El panorama recuerda un paraíso. En la lejanía se pierde el rios Apurímac en lo profundo de los valles. A mano derecha se mueven las serpentinas en las montañas hacia Curahuasi.

Está parada sobre sus delgadas piernas y carga 95 kg en su joroba.

Le esperan cinco largas y pesadas horas de camino – pobre mula.

Dos niños indígenas guían un rebaño de cabras en los prados. Disfrutan de una linda vista y aire fresco. Podría haber algo mejor? – Miles de niños de todas las edades en el Perú tienen que trabajar – una contribución a las ingresos de sus familias.

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