El clima en Lima no es nada acogedor. La alta humedad y el viento, hacen sentir el frió hasta en los huesos. Como tantas veces, me encuentro viajando en un taxi de A hacia B.
Mi mirada se dirige a través de las ventanas empolvadas del taxi, hacia el tráfico estancado. En ese momento los veo pasar. Un jovencito vendiendo cartucheras de celulares y el otro mapas. Una mujer me mira con ojos de súplica y me ofrece chocolates. Libros, CDS y accesorios de computadoras; todo se vende aquí en las calles, en pleno tráfico y en una bulla que a uno lo vuelve sordo.
Estos vendedores están de pie 10 a 15 horas, corriendo de aquí para allá, ofreciendo sus productos a los viajeros. La lucha por sobrevivir puede ser muy dura. Todo alumno alemán debería ver por lo menos una vez este escenario. Quizás le nacería de lo mas profundo, una enorme gratitud. KDJ
