Algo que se no puede comprar con dinero

Cuando el pastor Santos habla una oración por delante en el estrado, dos mujeres Quechua se arrodillan junto a mí. Lo hacen con pleno ardor. Toda su postura corporal indica que la conversación con Dios es importante para ellas.

No conozco a ambas damas. Seguramente ellas vienen de muy lejos como la mayoria de los otros pacientes. Y seguramente son más pobres que la mayoria de los ciudadanos más pobres en Alemania. Pero si miro de más cerca sus caras, comprendo que ricas ellas en realidad son.

Quién se inclina antes de la santidad de Dios y levanta sus manos al altísimo, tiene quizá una cuenta bancaria vacía, pero no tiene corazón vacío./KDJ

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