Susan Kirchhoff, la anfitriona de los tuertos

Una risa contagiosa el domingo por la mañana

La enfermera Susan tiene de la mano a una paciente quechua, ambas se ríen mirando a la cámara. Con sus tres pacientes y dos miembros más,  va camino a la clínica oftalmológica. En pocos minutos se les quitará el parche del ojo y se les realizará la revisión postoperatoria – después de su cirugía de cataratas. Este momento es una auténtica experiencia reveladora para los pacientes. Pues, anteriormente, sus ojos estaban medio cegados por las cataratas; ahora, y de repente, pueden percibir el color de las flores a su alrededor. Ellos se van llenos de gratitud.

La oftalmóloga Dra. Ursula Buck y Susan Kirchhoff, trabajan juntas como un equipo durante casi un año. Ambas no reciben ningún sueldo por parte de Diospi Suyana, pero viven gracias a las donaciones de sus círculos privados. Quién hace eso debe haber tenido un motivo especial, ¿verdad?

A Susan, su fe fue inculcada tras varios años de discusiones con su abuela. Ella ayudó a su nieta a dar los primeros pasos de confianza para atreverse a conocer a Dios. La abuela murió hace mucho tiempo, pero la semilla continuó. En cuanto a su vida como cristiana, Susan quiere ser muy práctica, por eso llegó a Perú. La noticia de hoy es una buena oportunidad para que aquellos que se encuentran en Baden-Württembergerin, en Schwäbisch Gmünd específicamente, puedan sentirse agradecidos. / KDJ

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